La frase descubrimiento de América se usa para referirse a la primera llegada de españoles a América con consecuencias históricas, la de Cristóbal Colón a una isla del mar Caribe; sin embargo, recientemente se ha reconocido el hecho de que mucho antes de que Colón avistara tierras americanas los vikingos ya habían llegado a ellas.
Para una relación somera de los problemas de Colón para hacer su viaje, véase Cristobal Colón
El afán expansionista de los reinos europeos
El impulso expansionista existía en los reinos de la peninsula Ibérica desde que comenzó la Reconquista, ocho siglos antes. En Castilla existía la institución del Mayorazgo (el Hereu, para los catalanes), que concentraba la herencia familiar en el primogénito, como medio para conservar el poderío de las familias. Los hijos sin herencia, los segundones, podían elegir entre la Iglesia y la Milicia, en la que podían ganar, con las armas, honores y tierras a los moros. Al terminar la Reconquista, se acaban las tierras para conquistar y los segundones castellanos se vieron obligados a buscar fuera de la península ocupación y riqueza, pasando a ser descubridores y conquistadores.
Los afanes expansionistas, no fueron prerrogativa de la corona de Castilla; los otros dos reinos peninsulares, Portugal y Aragón, tenían sus propios planes desde bastante antes, cuando terminaron sus propias reconquistas contra los árabes y los tres coinciden en su objetivo, Oriente, a las llamadas Indias o a China (Catay). Portugal abrió el camino a las Indias por el Sur de África y Aragón quería hacerlo por Oriente, a través del Mediterráneo..
De hecho hay un acuerdo explícito con Portugal (el Tratado de Tordesillas) para que Castilla no le hiciera competencia cuando terminase la reconquista de su territorio y lo que parece sería un acuerdo tácito entre los Reyes Católicos, para que Castilla buscase nuevos territorios fuera del Mediterráneo, que se reservaba Aragón (la consecuencia de este acuerdo es que los aragoneses no pudieron ir a América hasta el siglo XVIII, con Carlos III, aunque Fernando el Católico aprovechase la fuerza naval castellana en sus conquistas italianas -ver el Gran Capitán-). La reina Isabel, desconocedora de la importancia del descubrimiento de Colón, en su testamento pretende que la Reconquista continúe por el norte de África, dando ocupación a sus ejércitos, por un lado, y por otro para evitar que pueda iniciarse una nueva invasión árabe.
Más adelante, otras cortes europeas se sumaron al afán expansionista: Francia, Inglaterra y otras monarquias, también desarrollaron su fuerza naval, para dedicarla a la conquista de nuevas tierras, para sostener la vida cortesana de la época. En América, luego del descubrimiento, estuvieron puestos los ojos de las monarquías española, portuguesa, inglesa y francesa. Esto provocó no pocos rozamientos y guerras entre ellas.
La navegación a partir del siglo XV
Este punto es importante, porque el desarrollo de las naves marítimas, permitió al hombre europeo aventurarse más allá de las costas de Europa y descubrir nuevas tierras y nuevos océanos.
Ya desde los tiempos de Alfonso X la Armada castellana es la más poderosa de Europa, desarrollada técnicamente para estar en disposición de defender las costas de nuevas invasiones árabes que pudieran venir a la península en ayuda de sus correligionarios.
El siglo XV (entre 1401 y 1500) llevó al hombre a las grandes travesías oceánicas y al ensanchamiento del mundo conocido por occidente. Los barcos sufren grandes transformaciones con la incorporación de la artillería como arma de combate, el crecimiento de los alcázares, el sistema de gobierno y los aparejos.
Los siglos XV y XVI fueron una época de descubrimientos. Gracias a las grandes exploraciones de españoles y portugueses se amplió el mundo conocido. Muchas veces la falta de interés de los gobiernos era suplida por el arrojo y la curiosidad de los descubridores. A la Carabela y a la Carraca, se les puede atribuir la condición de primeros veleros oceánicos. De hecho, dos de los buques de Colón, “La Pinta” y “La Niña”, eran carabelas. La otra, la “Santa María”, era una carraca, aunque indebidamente se la califique como carabela. Eran también carracas los buques de Vasco de Gama, en su ruta a la India y las naos de Fernando de Magallanes, explorador del Pacífico.
La utilización del timón vertical colocado a popa y el empleo de la brújula, unido a las innovaciones técnicas de ambas clases de navíos, abrieron al hombre europeo nuevas rutas comerciales y de conquista. Los grandes descubrimientos y las nuevas rutas comerciales intensificaron la navegación atlántica dejando en un segundo plano las históricas rutas mediterráneas. La carraca, al igual que la carabela, transportaba ahora el oro y la plata americanas, las pieles y las piedras preciosas. Prosperaron puertos como Sevilla, Lisboa, Oporto, La Coruña, Bilbao, Nantes, La Rochela, Le Havre, Bristol o Southampton, y se convirtieron en los puertos de mayor tráfico y en donde convergían los mercaderes de toda Europa.
El esplendor de la navegación a vela se alcanza en los siglos XVII (entre 1601 y 1700) y XVIII (entre 1701 y 1800). La decoración de los barcos eran verdaderas obras de arte, especialmente los mascarones y los espejos de popa. La suerte de los imperios nunca dependió tanto de las armas en el mar como en este periodo. Fue el momento en que comenzaron las grandes exploraciones científicas. La llegada de los Borbones al Trono español en 1700 (último año del siglo XVII) significó un renacimiento de la construcción naval, de la mano de hombres como Ensenada, Patiño, Valdés, Jorge Juan y muchos más, que durante el siglo XVIII (entre 1701 y 1800) llevaron a un nuevo apogeo a la Real Armada Española (entre otras cosas se construyó en los astilleros de La Habana el barco más grande jamás conocido, el Santísima Trinidad, que acabó hundido en la batalla de Trafalgar).
Desde el principio de los descubrimientos, españoles y portugueses se ocuparon de trazar mapas y estudiar las nuevas tierras, pero los siglos XVIII y XIX, fueron los más importantes para la labor científica e investigadora. Todas las grandes potencias asumieron ahora la misión de conocer todas las costas e islas ignotas del planeta, estudiar las corrientes marinas, los ciclos de los vientos o la temperatura de las aguas. Es durante esta etapa dorada de la navegación, cuando el mapa geográfico del mundo adquiere su verdadera fisonomía. El Océano Pacífico, el gran desconocido, y los mares polares fueron los que atrajeron la atención de los navegantes y científicos. El peso mayor fue llevado por una clase de marinos muy abundantes en ese periodo: los marinos científicos.
Entre las grandes misiones científicas de la época, figuran las de los españoles Malaspina, Jorge Juan y Churruca que exploraron las costas americanas y del Pacífico; las francesas de Bougainville, Perón, Freycinet o d'Urville; las inglesas de Porter, Cook o Ross; las rusas de Makarov, Kotzbue, Kruzenstein o Bellingshausen; las alemanas de Hensen o Nansen y las estadounidenses de Wilkes o Belken.
Las Naves del Nuevo Mundo
Las naves o naos que navegaron hacia el Nuevo Mundo, fueron las siguientes:
La Niña
Nación: España
Tipo: Carabela de velas latinas.
Construcción: Sin fechar
Desplazamiento: 52,72 toneladas
Eslora: 21,44 metros
Manga: 6,44 metros
Calado: 1,78 metros
Tripulación: 20 hombres
“La Niña” era una carabela de velas latinas que pertenecía a los hermanos Pinzón antes de formar parte de la expedición. Las velas de “La Niña” carecían de rizos, por lo que no tenían sistema de cabos que permitiera reducir la superficie en caso de fuerte viento. Las jarcias que sostenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. “La Niña” carecía de castillo de proa mientras que el alcázar era bastante pequeño. Es posible que, durante el primer viaje, “La Niña” fuera convertida en Carabela de velas cuadradas durante la escala en Canarias. Formó parte de las tres primeras expediciones de Colón recorriendo en el transcurso de tales viajes más de 25.000 millas náuticas. Como anécdota hay que señalar que “La Niña” fue capturada por los corsarios berberiscos a la vuelta del segundo viaje. La reacción de la tripulación permitió liberar la embarcación que regresó a Cádiz para intervenir en el tercer viaje.
La Pinta
Nación: España
Tipo: Carabela de velas cuadradas
Construcción: Sin fechar
Desplazamiento: 50 toneladas, aproximadamente.
Eslora: de 18,25 metros a 23,60 metros
Manga: de 5,80 metros a 6,30 metros
Calado: de 1,60 metros a 1,85 metros.
Tripulación: 25 hombres.
“La Pinta” fue alquilada por Colón a Gómez Rascón y Alonso Quintero. Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de mesana y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el trinquete portaba una vela latina. La principal característica de esta carabela era su velocidad, hasta el punto que Colón, en su diario de a bordo hacía referencia a que en una noche había navegado a 15 nudos. Una milla de entonces equivale a 0.8 millas náuticas actuales por lo que su velocidad sería de unos 11 nudos, la misma que un carguero medio de la actualidad.
Santa María
Nación: España
Tipo: Carraca de tres palos
Construcción: 1480
Desplazamiento: 51,3 toneladas
Eslora: 23,60 metros
Manga: 7,92 metros
Calado: 2,10 metros
Armamento: 4 bombardas de 90 mm.; culebrinas de 50 mm.; ballestas y espingardas sin determinar.
Tripulación: 39 hombres
La “Santa María” no era una carabela, en contra de lo que dice la tradición. Se trataba de una carraca (nao en el lenguaje náutico español de la época). Con sus tres palos era una carraca menor construida, al parecer, en Santander y propiedad de Juan de la Cosa. De acuerdo con las normas de estiba de entonces, la “Santa María” podía llevar una carga de 106 toneladas de la época (51 toneladas actuales). En el palo mayor aparejaba dos velas cuadradas: la mayor con una cruz roja en el centro y una vela de gavia. El trinquete portaba una sola vela cuadrada y el palo de mesana aparejaba una vela triangular latina. Del bauprés colgaba una vela de cebadera. La “Santa María” se perdió en aguas del Caribe durante el primer viaje.
Los viajes de Colón
Primer viaje
Partió del puerto de Palos de la Frontera, en la ría de Tinto, en Huelva el día 3 de agosto de 1492 con las carabelas "Pinta" y "Niña" y con la nao "La Gallega" rebautizada como "Santa María".
Hasta el 6 de septiembre estuvo en las Islas Canarias, concretamente en La Gomera (visitando a Beatriz de Bobadilla, señora de la isla) y en Gran Canaria arreglando el timón de la Pinta.
El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana(Primero en vistar tierra firme), natural del pueblo de Lepe de la provincia de Huelva, dio el grito de ¡tierra a la vista!. Llegaron a una isla llamada por los nativos Guanahaní, a la que bautizó San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas. También desembarcó en la isla de Cuba y en la costa norte de La Española (formada actualmente por Haití y la Republica Dominicana). Regresó al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493. Cristobal Colon es también conocido por sus saqueos a los indigenas y sus matanzas. Incluso se atribuyó el haber visto por primera vez tierras americanas, cuando en realidad las avistó Rodrigo de Triana, que perdió la recompensa que darían los Reyes de España a quien fuera el primero.
Segundo viaje
25 de septiembre de 1493 - 11 de junio de 1496
Se realizó para explorar y colonizar los territorios descubiertos. En este viaje desembarca en la isla de Puerto Rico el 19 de noviembre. Cabe destacar que aquel hombre llamado Cristobal Colon, se aprovecho de aquella raza indigena que lo recibio con temor en la isla de Guanahani, de alli en adelante comenzaron los 500 años de dolor de la america entera
Tercer viaje
30 de mayo de 1498 - 25 de noviembre de 1500
Llegó al continente americano, explorando gran parte del litoral de Venezuela.
Cuarto viaje
11 de mayo de 1502 - 7 de noviembre de 1504
Exploró las actuales Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Descubrimiento_de_Am%C3%A9rica
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