La Mano Dura parece que ha desaparecido de la faz de mi amada y pequeña Panamá, el Sr. Rolando Mirones (Jefe de la Policia) dijo que no habría mano dura sino mano durísima, sin embargo el Ministro de Gobierno y Justicia Héctor Alemán dijo que nada se resolvería con la mano dura, señores les sugiero que se pongan de acuerdo ya que "UN REINO DIVIDIDO NO PROSPERA" y no salgan con excusas baratas de que los menores infractores tienen derechos, recuerden que TODOS tenemos derechos pero al momento de atentar contra el derecho de vida de una persona automáticamente la otra parte pierde sus derechos. Los menores infractores deben ser penalizados como adultos y no me vengan con la letanía de que el menor no es reposable por sus acciones, las autoridades deben tomar cartas en el asunto, MARTIN TORRIJOS prometió menos delincuencia y los indices de la misma se han disparado "HASTA EL INFINITO Y MAS ALLA" llegando hasta las esferas de los altos políticos (DIPUTADO ROGELIO ALBA).
Mi otro punto es Qué rayos está haciendo DERECHOS HUMANOS? Porque no los veo en acción, para ellos todos tienen derechos (el sacerdote pedófilo, el menor infractor, el molestador de menores, el violador, el ladrón, el hombre que golpea a las mujeres ya sea a su esposa o a su madre, el narcotraficante, el asesino) menos el ciudadano normal común y corriente que tiene derecho a defender su propiedad, su familia y su vida. ¿O es que Derechos Humanos tiene sesgos políticos? ¿O no sabe diferenciar entre un delincuente (y todos sus sinónimos) y un ciudadano responsable? ¿O será que coinciden ideológicamente con el menor infractor, el molestador de menores, el violador, el ladrón, el hombre que golpea a las mujeres ya sea a su esposa o a su madre, el narcotraficante y el asesino?.
Esta definitivamente no es la misma PATRIA de la cual hablaba Ricardo Miró en su poesía PATRIA, ni es la misma PATRIA de cual tanto cantó Rubén Blades, nuestros Padres Fundadores están revolcándose en sus tumbas al ver en lo que ésta nuestra pequeña República de Panamá se ha convertido. Definitivamente este no era el sueño de Don Manuel Amador Guerrero ni de Omar Torrijos Herrera.
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